BERKELEY – Si los últimos tres años nos han enseñado algo, es que no hay certezas de tener baja inflación. Mientras en los Estados Unidos se mantiene por encima de la meta del 2% fijada por la Reserva Federal para la estabilidad de precios, asesores del expresidente Donald Trump analizan una nueva y peligrosa metodología de política monetaria. Si en una segunda presidencia de Trump se la pusiera en práctica, revertiría décadas de esfuerzos que permitieron a la Fed reducir la inflación anualizada casi cuatro puntos porcentuales desde 2022 (hasta más o menos el 3%) con escaso o ningún costo para la economía real.
Al parecer, los asesores de Trump analizan dos cambios de política complementarios. Una de las propuestas implicaría aumentar el control presidencial directo sobre los procesos normativos de la Fed y sus decisiones en materia de tipos de interés. En paralelo, el equipo de Trump para temas de comercio internacional (liderado por el ex representante comercial de los Estados Unidos Robert Lighthizer) tiene aparentes intenciones de debilitar el tipo de cambio del dólar.
Aunque algunos asesores de Trump han negado que haya planes de devaluar el dólar, el hecho de que Trump prefiere tipos de interés más bajos y una moneda más débil quedó de manifiesto durante su primer mandato. Las políticas propuestas le facilitarían anular la independencia de la Fed y lograr ambos objetivos. El resultado sería un potente cóctel inflacionario.
BERKELEY – Si los últimos tres años nos han enseñado algo, es que no hay certezas de tener baja inflación. Mientras en los Estados Unidos se mantiene por encima de la meta del 2% fijada por la Reserva Federal para la estabilidad de precios, asesores del expresidente Donald Trump analizan una nueva y peligrosa metodología de política monetaria. Si en una segunda presidencia de Trump se la pusiera en práctica, revertiría décadas de esfuerzos que permitieron a la Fed reducir la inflación anualizada casi cuatro puntos porcentuales desde 2022 (hasta más o menos el 3%) con escaso o ningún costo para la economía real.
Al parecer, los asesores de Trump analizan dos cambios de política complementarios. Una de las propuestas implicaría aumentar el control presidencial directo sobre los procesos normativos de la Fed y sus decisiones en materia de tipos de interés. En paralelo, el equipo de Trump para temas de comercio internacional (liderado por el ex representante comercial de los Estados Unidos Robert Lighthizer) tiene aparentes intenciones de debilitar el tipo de cambio del dólar.
Aunque algunos asesores de Trump han negado que haya planes de devaluar el dólar, el hecho de que Trump prefiere tipos de interés más bajos y una moneda más débil quedó de manifiesto durante su primer mandato. Las políticas propuestas le facilitarían anular la independencia de la Fed y lograr ambos objetivos. El resultado sería un potente cóctel inflacionario.