ABU DHABI/LONDRES – La mayor parte de su vida, Florence Auma Ode ha cocinado a fuego abierto en su hogar en Kenia. El humo resultante recubría los muros interiores con una capa de hollín y llenaba sus pulmones (y los de sus parientes) con partículas en suspensión.
En 2022, su familia invirtió el equivalente a un mes de salario en una moderna estufa de dos quemadores alimentados por bioetanol, que usa una cantidad de combustible asequible y cocina rápido y limpio. El aparato ha mejorado la salud de toda la familia. Lo que es igual de importante: Florence ya no tiene que dedicar cinco horas por día a juntar madera para quemar. Ahora puede usar ese tiempo para tomar clases, generar ingresos o disfrutar de actividades recreativas.
En el Norte Global, puede parecer mundano el objetivo de lograr condiciones limpias para cocinar, en comparación con otras formas de acción climática más grandiosas. Pero pasar a utilizar estas tecnologías reduciría en 1,5 mil millones de toneladas las emisiones globales de dióxido de carbono, el equivalente a la cantidad generada por la totalidad de los aviones y barcos en la actualidad. Y, puesto que cada año se deforestan áreas del tamaño de Irlanda para quemar madera y producir carbón, erradicar las prácticas de cocina sucias reduciría de manera importante la deforestación y la pérdida de biodiversidad.
ABU DHABI/LONDRES – La mayor parte de su vida, Florence Auma Ode ha cocinado a fuego abierto en su hogar en Kenia. El humo resultante recubría los muros interiores con una capa de hollín y llenaba sus pulmones (y los de sus parientes) con partículas en suspensión.
En 2022, su familia invirtió el equivalente a un mes de salario en una moderna estufa de dos quemadores alimentados por bioetanol, que usa una cantidad de combustible asequible y cocina rápido y limpio. El aparato ha mejorado la salud de toda la familia. Lo que es igual de importante: Florence ya no tiene que dedicar cinco horas por día a juntar madera para quemar. Ahora puede usar ese tiempo para tomar clases, generar ingresos o disfrutar de actividades recreativas.
En el Norte Global, puede parecer mundano el objetivo de lograr condiciones limpias para cocinar, en comparación con otras formas de acción climática más grandiosas. Pero pasar a utilizar estas tecnologías reduciría en 1,5 mil millones de toneladas las emisiones globales de dióxido de carbono, el equivalente a la cantidad generada por la totalidad de los aviones y barcos en la actualidad. Y, puesto que cada año se deforestan áreas del tamaño de Irlanda para quemar madera y producir carbón, erradicar las prácticas de cocina sucias reduciría de manera importante la deforestación y la pérdida de biodiversidad.