BOSTON – La inteligencia artificial y la amenaza que representa para los buenos empleos parecería ser un problema absolutamente nuevo. Pero podemos encontrar ideas útiles sobre cuál puede ser nuestra respuesta en el trabajo de David Ricardo, un fundador de la economía moderna que observó la Revolución Industrial británica de primera mano. La evolución de su pensamiento, inclusive algunos puntos que él pasó por alto, contiene muchas lecciones que nos pueden resultar útiles hoy.
Los líderes tecnológicos del sector privado nos prometen un futuro más brillante de menos estrés laboral, menos reuniones tediosas, más tiempo libre y quizás hasta un salario básico universal. ¿Pero deberíamos creerles? Lo cierto es que mucha gente puede perder lo que consideraba un buen empleo -viéndose obligada a encontrar trabajo con un salario más bajo-. Después de todo, los algoritmos ya se están apropiando de tareas que actualmente requieren del tiempo y de la atención de seres humanos.
En su trabajo seminal de 1817, Sobre los principios de economía política y tributación, Ricardo manifestaba una visión positiva de la maquinaria que ya había transformado el hilado de algodón. Siguiendo la creencia generalizada de su época, pronunció célebremente ante la Cámara de los Comunes que “la maquinaria no hace caer la demanda de mano de obra”.
BOSTON – La inteligencia artificial y la amenaza que representa para los buenos empleos parecería ser un problema absolutamente nuevo. Pero podemos encontrar ideas útiles sobre cuál puede ser nuestra respuesta en el trabajo de David Ricardo, un fundador de la economía moderna que observó la Revolución Industrial británica de primera mano. La evolución de su pensamiento, inclusive algunos puntos que él pasó por alto, contiene muchas lecciones que nos pueden resultar útiles hoy.
Los líderes tecnológicos del sector privado nos prometen un futuro más brillante de menos estrés laboral, menos reuniones tediosas, más tiempo libre y quizás hasta un salario básico universal. ¿Pero deberíamos creerles? Lo cierto es que mucha gente puede perder lo que consideraba un buen empleo -viéndose obligada a encontrar trabajo con un salario más bajo-. Después de todo, los algoritmos ya se están apropiando de tareas que actualmente requieren del tiempo y de la atención de seres humanos.
En su trabajo seminal de 1817, Sobre los principios de economía política y tributación, Ricardo manifestaba una visión positiva de la maquinaria que ya había transformado el hilado de algodón. Siguiendo la creencia generalizada de su época, pronunció célebremente ante la Cámara de los Comunes que “la maquinaria no hace caer la demanda de mano de obra”.