WASHINGTON, DC – El pesimismo invade las discusiones actuales sobre la inteligencia artificial generativa. Una encuesta de YouGov de marzo determinó que los norteamericanos se sienten esencialmente “cautos” o “preocupados” frente a la IA, mientras que solo uno de cada cinco está “esperanzado” o “entusiasmado”. Alrededor de cuatro de cada diez están muy o bastante preocupados de que la IA pueda poner fin a la raza humana.
Estos temores ilustran la tendencia humana a centrarse más en lo que se podría perder que en lo que se podría ganar gracias al cambio tecnológico. Los progresos en IA causarán disrupción. Pero la destrucción creativa, además de destruir, crea, y ese proceso, en definitiva, es beneficial. Muchas veces, los problemas creados por una nueva tecnología también se pueden resolver con esa misma tecnología. Ya lo estamos viendo con la IA, y esto se repetirá en los próximos años.
Recordemos el pánico que se propagó por las escuelas y universidades cuando OpenAI demostró que su herramienta ChatGPT puede escribir en lenguaje natural. Muchos educadores plantearon temores válidos de que la IA generativa podría ayudar a los alumnos a hacer trampa en las tareas y exámenes, en desmedro de su educación. Pero la misma tecnología que permite este abuso también permite su detección y prevención.
WASHINGTON, DC – El pesimismo invade las discusiones actuales sobre la inteligencia artificial generativa. Una encuesta de YouGov de marzo determinó que los norteamericanos se sienten esencialmente “cautos” o “preocupados” frente a la IA, mientras que solo uno de cada cinco está “esperanzado” o “entusiasmado”. Alrededor de cuatro de cada diez están muy o bastante preocupados de que la IA pueda poner fin a la raza humana.
Estos temores ilustran la tendencia humana a centrarse más en lo que se podría perder que en lo que se podría ganar gracias al cambio tecnológico. Los progresos en IA causarán disrupción. Pero la destrucción creativa, además de destruir, crea, y ese proceso, en definitiva, es beneficial. Muchas veces, los problemas creados por una nueva tecnología también se pueden resolver con esa misma tecnología. Ya lo estamos viendo con la IA, y esto se repetirá en los próximos años.
Recordemos el pánico que se propagó por las escuelas y universidades cuando OpenAI demostró que su herramienta ChatGPT puede escribir en lenguaje natural. Muchos educadores plantearon temores válidos de que la IA generativa podría ayudar a los alumnos a hacer trampa en las tareas y exámenes, en desmedro de su educación. Pero la misma tecnología que permite este abuso también permite su detección y prevención.