BERKELEY - La inflación encabeza ahora la lista de preocupaciones de muchos votantes en Estados Unidos. Pero si aprovechan las elecciones de mitad de período de este mes para protestar contra la inflación, podrían inclinar el control del Congreso hacia el Partido Republicano, con consecuencias desastrosas para su propio nivel de vida y la democracia estadounidense.
Pase lo que pase con la inflación durante el próximo año, tendrá muy poco que ver con el Congreso. Lo que importa es la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos y los acontecimientos mundiales -como la guerra en Ucrania- que afectan los precios de las materias primas y las cadenas de suministro. Los precios de la gasolina pueden ser una fuente importante de dolor inflacionario para los votantes estadounidenses, pero ni el presidente ni el Congreso pueden hacer mucho para reducirlos a corto plazo.
Además, sabemos lo que haría un Congreso republicano. Reduciría drásticamente las prestaciones gubernamentales que la mayoría de los estadounidenses valoran. Limitaría las disposiciones de la reciente Ley de Reducción de la Inflación (IRA) para controlar los costes de la sanidad y combatir el cambio climático. Limitaría y aumentaría los costes de la planificación familiar (control de la natalidad) y los servicios de salud reproductiva para las mujeres, y buscaría aprobar una prohibición federal del aborto, con graves consecuencias económicas y sociales. Tras la eliminación del derecho constitucional al aborto por parte del Tribunal Supremo, muchas mujeres estadounidenses deben viajar a otros estados para recibir atención médica. Con una prohibición nacional, las estadounidenses tendrían que buscar servicios de salud reproductiva en otros países.
BERKELEY - La inflación encabeza ahora la lista de preocupaciones de muchos votantes en Estados Unidos. Pero si aprovechan las elecciones de mitad de período de este mes para protestar contra la inflación, podrían inclinar el control del Congreso hacia el Partido Republicano, con consecuencias desastrosas para su propio nivel de vida y la democracia estadounidense.
Pase lo que pase con la inflación durante el próximo año, tendrá muy poco que ver con el Congreso. Lo que importa es la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos y los acontecimientos mundiales -como la guerra en Ucrania- que afectan los precios de las materias primas y las cadenas de suministro. Los precios de la gasolina pueden ser una fuente importante de dolor inflacionario para los votantes estadounidenses, pero ni el presidente ni el Congreso pueden hacer mucho para reducirlos a corto plazo.
Además, sabemos lo que haría un Congreso republicano. Reduciría drásticamente las prestaciones gubernamentales que la mayoría de los estadounidenses valoran. Limitaría las disposiciones de la reciente Ley de Reducción de la Inflación (IRA) para controlar los costes de la sanidad y combatir el cambio climático. Limitaría y aumentaría los costes de la planificación familiar (control de la natalidad) y los servicios de salud reproductiva para las mujeres, y buscaría aprobar una prohibición federal del aborto, con graves consecuencias económicas y sociales. Tras la eliminación del derecho constitucional al aborto por parte del Tribunal Supremo, muchas mujeres estadounidenses deben viajar a otros estados para recibir atención médica. Con una prohibición nacional, las estadounidenses tendrían que buscar servicios de salud reproductiva en otros países.