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Beneficios de corto plazo, peligros de largo plazo

WASHINGTON, DC – Todo indica que el año 2017 va a terminar bien. El crecimiento del PIB sigue aumentando en gran parte del mundo, lo que marca el repunte cíclico más amplio desde el inicio de la década. En toda Europa y Asia, y en Estados Unidos y Canadá, las expectativas de crecimiento han aumentado, mientras que en algunas economías emergentes importantes, que hasta hace poco se estaban achicando -por ejemplo, Brasil y Rusia-, el crecimiento se ha reanudado.

Varios países siguen teniendo dificultades, inclusive muchos exportadores de combustible y economías de bajos ingresos que sufren una guerra civil o desastres naturales, especialmente sequías. Pero una recuperación más rápida está beneficiando aproximadamente a dos tercios de la población del mundo.

Estos progresos se producen luego de años de un crecimiento geográficamente desigual e intermitente después de la crisis global de 2008-2009 y el subsiguiente rebote de 2010-2011. Recientemente, en 2016, la economía mundial chisporroteó, lo que llevó el precio del petróleo a casi 25 dólares por barril (hoy está en torno de los 60 dólares) y produjo la tasa de crecimiento global más débil desde la contracción rotunda de 2009. En consecuencia, de cara al 2018, la sensación de alivio entre muchos responsables de políticas económicas es palpable.

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