NUEVA YORK – Ahora que Donald Trump es el candidato casi seguro del Partido Republicano para la elección presidencial de este año en los Estados Unidos, es buen momento para analizar una fuente de perplejidad que se mantiene desde su llegada a la escena política: ¿cómo es posible que los cristianos fundamentalistas estadounidenses estén tan entusiasmados con un político que no podría ser menos cristiano?
Esta aparente paradoja tiene raíces en el modo de pensar del fundamentalismo cristiano. Este se basa en un código especial de creación de sentido que permite a los creyentes ver y oír lo que otros ni ven ni oyen.
Tomemos por ejemplo las palabras de Jesús en el Evangelio según Mateo (13:16‑17): «Pero dichosos los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y otros justos anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; quisieron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron». El sentido de estas palabras sólo pueden decodificarlo correctamente los fieles. Quien mira con el cristal de la fe puede ver señales proféticas; quien no tiene esa herramienta, verá algo completamente diferente, o quizá nada en absoluto.
NUEVA YORK – Ahora que Donald Trump es el candidato casi seguro del Partido Republicano para la elección presidencial de este año en los Estados Unidos, es buen momento para analizar una fuente de perplejidad que se mantiene desde su llegada a la escena política: ¿cómo es posible que los cristianos fundamentalistas estadounidenses estén tan entusiasmados con un político que no podría ser menos cristiano?
Esta aparente paradoja tiene raíces en el modo de pensar del fundamentalismo cristiano. Este se basa en un código especial de creación de sentido que permite a los creyentes ver y oír lo que otros ni ven ni oyen.
Tomemos por ejemplo las palabras de Jesús en el Evangelio según Mateo (13:16‑17): «Pero dichosos los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y otros justos anhelaron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; quisieron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron». El sentido de estas palabras sólo pueden decodificarlo correctamente los fieles. Quien mira con el cristal de la fe puede ver señales proféticas; quien no tiene esa herramienta, verá algo completamente diferente, o quizá nada en absoluto.