NAIROBI – A pesar de los avances hacia la igualdad de género del último siglo, las mujeres aún van a la zaga de los hombres en términos de paga y calidad del empleo. La participación de las mujeres en la fuerza laboral mundial es solo del 53 %, mientras que en el caso de los hombres es del 80 %; no es por falta de voluntad, ni de esfuerzo: el cuidado de los niños, la falta de acceso a la educación y las malas medidas de seguridad pública y para los lugares de trabajo suelen limitar la capacidad de las mujeres para acceder a trabajos «decentes».
Es por ello que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas proponen lograr «el empleo pleno, productivo y decente para todos» para 2030 (ODS 8); pero será imposible conseguirlo mientras las mujeres africanas enfrenten barreras significativas a la igualdad en las remuneraciones y oportunidades laborales.
Según la Organización Mundial del Trabajo (OMT) el empleo «decente» implica una remuneración justa, entornos de trabajo seguros y saludables, seguridad laboral, e igualdad de oportunidades y en el trato. Aunque varios países africanos se han esforzado por mejorar el acceso de la mujer a oportunidades laborales decentes, las investigaciones recientes llevadas a cabo por la Asociación para las Políticas Económicas (PEP, Partnership for Economic Policy) ponen de relieve los desafíos que enfrentan los responsables políticos.
NAIROBI – A pesar de los avances hacia la igualdad de género del último siglo, las mujeres aún van a la zaga de los hombres en términos de paga y calidad del empleo. La participación de las mujeres en la fuerza laboral mundial es solo del 53 %, mientras que en el caso de los hombres es del 80 %; no es por falta de voluntad, ni de esfuerzo: el cuidado de los niños, la falta de acceso a la educación y las malas medidas de seguridad pública y para los lugares de trabajo suelen limitar la capacidad de las mujeres para acceder a trabajos «decentes».
Es por ello que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas proponen lograr «el empleo pleno, productivo y decente para todos» para 2030 (ODS 8); pero será imposible conseguirlo mientras las mujeres africanas enfrenten barreras significativas a la igualdad en las remuneraciones y oportunidades laborales.
Según la Organización Mundial del Trabajo (OMT) el empleo «decente» implica una remuneración justa, entornos de trabajo seguros y saludables, seguridad laboral, e igualdad de oportunidades y en el trato. Aunque varios países africanos se han esforzado por mejorar el acceso de la mujer a oportunidades laborales decentes, las investigaciones recientes llevadas a cabo por la Asociación para las Políticas Económicas (PEP, Partnership for Economic Policy) ponen de relieve los desafíos que enfrentan los responsables políticos.