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Cómo se convirtió Guyana en el laboratorio de desarrollo líder de América Latina

BOGOTÁ- Guyana está en la cúspide de una profunda transformación socioeconómica como nunca se ha visto en América Latina y el Caribe. A pesar de su población reducida de aproximadamente 800.000 habitantes, se vanagloria de ser la economía de más rápido crecimiento del mundo. Según el Banco Mundial, su PIB per cápita, que aumentó el 62,5% solo en 2022, hoy excede el de economías latinoamericanas importantes como México y Brasil.

El auge económico de Guyana está alimentado por sus vastas reservas petroleras que, según se calcula, superan los 11.000 millones de barriles. Después de duplicar con creces su producción petrolera en 2022, el país va camino a producir más de 800.000 barriles diarios para 2025. Para poner esto en perspectiva, la producción de petróleo de Guyana está a la par de la de países mucho más grandes como Colombia, que tiene una población de 52 millones de habitantes. Se espera que Guyana supere a Kuwait y a otros países del Golfo y se convierta en mayor productor de petróleo per cápita del mundo.

Pero Guyana está adoptando una estrategia única frente a su flamante riqueza petrolera. Bajo el liderazgo del presidente Irfaan Ali, el gobierno guyanés apunta a apalancar sus ganancias inesperadas a partir de los combustibles fósiles a combatir la pobreza y acelerar su transición a energía limpia. Al invertir profusamente en fuentes renovables como la energía hidroeléctrica, solar y eólica, el país apunta a reducir su dependencia de los hidrocarburos, bajar los costos energéticos y atraer inversiones industriales y agrícolas. Por su proximidad con el Ecuador y su baja densidad demográfica, tiene el potencial de convertirse en un destino atractivo para los inversores internacionales.

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